El romero es una especie vegetal común en la península Ibérica y, en general, en toda la cuenca mediterránea. Se utiliza desde la Antigüedad en la medicina tradicional, gracias a las múltiples propiedades que se le han atribuido históricamente. De todas, son sus aplicaciones externas las más populares. Sin embargo, el interés que despierta esta planta aromática en la actualidad radica en el potente efecto antioxidante de algunos de sus componentes.
Planta aromática perenne de porte arbustivo de unos 80-100 cm de altura. Es una planta erguida (crece en vertical) con muchas ramas leñosas cubiertas densamente de pequeñas hojas estrechas de color verde oscuro por el haz (arriba) y blancas por el envés (abajo). Los tallos en sección son cuadrados, característica de la familia de las labiadas.
La floración se produce en primavera con las primeras lluvias cubriéndose de pequeñas flores azules de un 1.5 cm.
Cultivo y cuidados:
El romero hay que colocarlo en un lugar soleado con un suelo que drene bien, ya que es propenso a enfermedades producidas por hongos si el cuello de la planta se encuentra húmedo. No exigente en cuanto a suelos ni a temperaturas, además tolera suelos salinos.
Se debe podar con relativa frecuencia para mantenerlo joven y de forma compacta, ya que así crea nuevos brotes, evitando así que se forme leña.
Multiplicación:
Se puede reproducir por semillas en primavera-verano, aunque lo más usual es hacer esquejes en primavera buscando ramas sin flor.
Usos:
Culinario: Las hojas (frescas o secas) para sazonar, en maceraciones para aceite o vinagre, fresco en ensalada o como condimento en carnes.
Medicinal: Favorece la circulación y disminuye el endurecimiento arterial como uso tópico y es eficaz para depresiones leves, jaquecas y cefaleas en infusión.
Cosmético: Como perfume o como aclarador del cabello.
Ornamental: En jardinería, ramos, huertos….
Domestico: Las ramas frescas ambientan las habitaciones y ahuyentan los insectos.