Es, indiscutiblemente, una de las flores trepadoras más bonitas del verano. Con sus vivos colores, engalanan paredes y fachadas que no pasan nunca desapercibidas. Os hablamos de la Buganvilla.
Pero, para disfrutar de esta planta de origen brasileño, es necesario que la cuidemos como es debido. No es una planta exigente, pero sí necesita algunos tratos específicos que se deben conocer.
Suele aguantar muy bien diversos climas, aunque es cierto que aquel que sea templado – cálido le sienta mejor. Tanto, que es capaz de aguantar con flor todo el año. Pero es cierto, que, si vive en un clima de contrastes, las temperaturas muy bajas y las heladas pueden dañarla. De hecho, si vive en maceta, es mejor que se resguarde durante el invierno. En el caso de que esté en suelo, existen unos mantos térmicos que sirven para proteger a las plantas durante las épocas más frías del año.
Un aspecto muy importante para tener en cuenta es que crece muy rápido y no le van bien los trasplantes por la delicadeza de sus raíces. Esto quiere decir que cuando vayas a plantarla por primera vez, asegúrate de que va a ser su lugar definitivo, además de proporcionarle espacio y altura.
En cuanto a sus cuidados más básicos:
- Riego: en estaciones como invierno u otoño puede subsistir simplemente con el agua de lluvia. Y durante primavera y verano, más en concreto, le vendrá bien un riego a la semana si está en suelo, y 2 ó 3 veces si está en maceta. Riegos sin mojar hojas y flores, solo raíces.
- No necesita abono, si acaso un poco de fertilizante si está en maceta, pero ya está. No necesita un suelo rico para crecer.
- En cuanto a la luz: toda la posible. No sufrirá daños si se expone mucho, la necesita para crecer y mantenerse.