El aloe vera es una de las plantas más populares de las cuales se pueden extraes muchos beneficios. El cultivo en el huerto, jardín o en la propia vivienda con macetas es una idea excelente para conseguir una buena salud y bienestar.
El aloe vera es también conocido como sábila, aloe de Barbados o aloe de Curazao. Se trata de una planta suculenta o en otras palabras, una especie de arbusto con múltiples propiedades. En un cultivo de aloe vera nos podemos encontrar muchos tipos diferentes de esta planta: arborescens, saponaria, aristata, brevifolia, ciliaris, ferox…
La estética del aloe vera es muy característica, se trata de plantas con hojas triangulares verdes con tonos grisáceos y como peculiaridad tiene un estilo tropical y exótico muy llamativo. Además, en algún cultivo de aloe vera también nos podemos encontrar este tipo de planta con alguna flor.
Requerimientos del cultivo de la aloe vera o sábila
Temperatura: es una de las variables que mayor impacto tiene sobre el crecimiento de las plantas de aloe. Puede sufrir en zonas con climas fríos, por eso se recomienda mantener en invernadero o dentro de casa durante los meses más fríos, porque las heladas podrían producir quemaduras en las pencas de la sábila. Su temperatura óptima de crecimiento está entre los 16 y los 26ºC.
Sustrato: la sábila crece muy bien en sustratos ricos en materia orgánica, sueltos, tirando a ácidos y con buen drenaje que eviten los enchargamientos. Si vas a plantar la aloe en una maceta o mesa de cultivo ésta debe tener una profundidad mínima de 40 cm para permitir que las raíces se desarrollen bien.
Riegos: la sábila no es un cactus, es decir, necesita riegos regulares y relativamente abundantes.
Deshije: si no deseas tener más plantas de aloe, ve retirando los hijuelos que salen alrededor de la planta para que la planta madre crezca con mayor vigor.
Plagas: no suele tener plagas, quizá alguna araña roja y cochinilla podríamos decir que es lo más frecuente.
Cosecha: cuando la planta del aloe alcanza los dos años ya posee las propiedades medicinales que la caracterizan. Antes de los dos años no merece la pena cortar las hojas porque no tendrán el efecto que esperaremos.
Empieza cortando la penca más externa por la parte inferior, es decir la más cercana a la tierra. Haz un corte con una navaja que esté bien limpia. Verás que es muy sencillo.
No es necesario hacer nada en la planta después de cortar la penca, en dos días estará «cicatrizada». Eso sí, procura realizar la cosecha a última hora de la tarde y después riega un poco. Esto reducirá el estrés en la planta.