La poda es una práctica agrícola común para que nuestras plantas prosperen y el podado depende de los resultamos que queramos obtener. En producción forestal se mplea para obtener fustes más rectos. En arbolado urbano es prevenir el riesgo de caída de ramas. La poda bien realizada puede aumentar el valor ornamental sin embargo, si no tenemos concocimientos y no nos detenemos a estudiar las diferentes técnicas podemos provocar pudriciones en la madera que incrementan el riesgo de poda.
No hay por qué alarmarse. La técnica de podado no requiere de ser un virtuoso aventajado en jardinería, su único requisito es seguir una serie de pautas establecidas que dependen en su mayoría del tipo de planta que tratamos. A continuación os introducimos a siete pautas que deberíamos tener presente:
1. Las necesidades de cada planta
Aunque pueda parecer que esto sobra, nada más lejos de la realidad. Entre los errores al cuidar plantas que pueden estropearlas está, precisamente, no conocer sus necesidades. Y no hablamos únicamente de riego, temperatura y horas de sol. La poda es, en sí misma, una necesidad que, según el tipo de planta, debe realizarse de una forma u otra. Podar las hortensias debe hacerse en un momento determinado que, por ejemplo, no concuerda con cuándo podar rosales. Por eso, conocer a fondo las características de una planta es fundamental para evitarnos malas sorpresas.
2. Momento floral
Un detalle vital a la hora de podar correctamente las plantas que está íntimamente ligado con el anterior. Cada planta tiene su momento ideal de poda; y desconocerlo es sinónimo de dañar su crecimiento. Una poda a destiempo puede provocar un descenso en la floración, un parón en el crecimiento e, incluso, la muerte de la planta.
3. Herramientas que disponer
Saber para qué sirve cada una de las herramientas de poda nos permitirá elegir la adecuada para cada tipo de planta. Y la razón para hacerlo es sencilla. Solo utilizando la herramienta adecuada podremos cortar correctamente y sin hacer daño de más a nuestra planta.
4. Tipos de poda
- Poda de formación: destinada a los árboles y arbustos jóvenes. Busca crear una estructura vegetal concreta. Este tipo de poda dará a la planta la forma que nosotros deseemos
- Poda de limpieza: consiste en retirar ramas secas y rotas tras el invierno o, según el tipo de planta, con la llegada del otoño
- Poda de floración: destinada a arbustos y plantas con flor, como las hortensias y los rosales. Persigue sanear la planta para promover una floración abundante
- Poda tras la floración: la poda que demandan ciertas plantas y arbustos tras tirar las flores. Ayudará a fortalecerlos
- Poda de fructificación: destinada a árboles frutales. Busca, fundamentalmente, hacer que el árbol se concentre en crear las frutas eliminando otras ramas que podrían restarle energía y recursos
- Poda de rejuvenecimiento: para arbustos y árboles con años, que no han sido podados con regularidad y han crecido de manera descontrolada. Supone eliminar las ramas dañadas y más viejas para promover el crecimiento de nuevos tallos
5. Rutina en la poda
Fundamental. Como en muchas otras labores de jardinería, realizar una poda regular es la garantía del correcto desarrollo de nuestras plantas. Solo si podamos desde su juventud podremos evitar muchos de los males que aquejan a las plantas en su etapa adulta.
6. Evitar el daño en la planta
Que no es otra cosa más que saber cómo podar correctamente las plantas. Lo ideal es hacerlo siempre cortando en bisel y mediante un corte limpio. Solo así nuestra acción será beneficiosa para las plantas.
7. Precauciones
El último aspecto a considerar y que es, sin duda, clave para el bienestar de nuestras plantas. Sobre todo en el caso de plantas leñosas, no basta con podar correctamente. Es igual de importante ayudar a la planta a reponerse del daño que le hemos infligido.