Es muy importante que siempre que puedas uses abono para tus plantas. Su función es primordial pues es el encargado de nutrirlas, incrementando los nutrientes en el suelo mejorando la calidad y el crecimiento de nuestras plantas para que haya calidad a la hora de que florezcan, den frutos y para que aguanten bien frente a agentes externos.
Principalmente, podemos distinguir dos tipos de abonos por su origen: los orgánicos y los minerales:
Los abonos orgánicos: resultan ser los menos contaminantes. Son los mas respetuosos porque están hechos de materia orgánica como deshechos animales y vegetales como, por ejemplo, el compost, el humus o el estiércol. Así disminuimos el uso de químicos en el suelo y para el medio ambiente. Este tipo de abonos mejora considerablemente el drenaje de agua favoreciendo la aparición de más nutrientes. Este tipo de abono lo podemos preparar nosotros mismos en nuestros hogares. Pueden usar residuos vegetales, cascara de huevos, los posos de café, incluso los restos de hierba cortada/podada.
Los abonos minerales: también llamados inorgánicos, están creados con fórmulas equilibradas de nutrientes como son: potasio, fósforo, nitrógeno. Esto hace que sea fácilmente hechos para cada tipo de planta según sus necesidades. Pero también se puede dar una fertilización dirigida porque la planta absorberá los nutrientes según sus necesidades. Lo que más se destaca de este abono es que nos lo encontramos en muchos formatos para su uso desde liquido hasta en barritas. Su aplicación es muy cómoda.