La lavanda es una planta de la familia de las lamiáceas, contiene una treintena de especies conocidas. El nombre
científico de la lavanda, lavandulae, proviene del verbo latino lavare, porque esta flor ayuda a lavar las heridas tanto
físicas como emocionales.
Su aroma inconfundible ha convertido a esta planta en la joya por excelencia de la aromaterapia. En Francia es muy
utilizada para elaborar perfumes y aguas de colonia. También se utiliza para perfumar y ahuyentar los insectos de
armarios y cajones, en los que se coloca un saquito con flores de lavanda. Sus tupidas espigas de flores se destilan al
vapor para producir el aceite esencial utilizado para dolores musculares y jaquecas.
La lavanda se utiliza en infusión para las jaquecas producto del agotamiento nervioso tomando 1 taza de infusión
estándar de las flores 3 veces al día y, si tomas 1 taza antes de acostarte, puede ayudarte a aliviar el insomnio.
También resulta apropiada como digestivo tras la comida.
En tintura, se puede tomar hasta 5 ml (1 cucharadita) al día para las jaquecas, la depresión o la tensión nerviosa,
aunque también sirve para calmar el asma, especialmente en ataques desencadenados por la tensión nerviosa, y para el
estrés.
Sin embargo, la aplicación más extendida de la lavanda es como aceite esencial, al que hay que sacarle partido de tres
formas diferentes:
- Aplica aceite puro sobre picaduras o mordeduras de insecto, o añada 10 gotas a 50 ml de agua y utilízalo como loción
para quemaduras solares. Para ayudar a conciliar el sueño, coloca un paño con 3-4 gotas de aceite bajo la almohada. - Aceite de masaje. Diluye 2 ml (20 gotas) de aceite esencial en 10 ml de aceite base para aliviar dolores musculares.
Frota las sienes y la nuca en caso de jaquecas tensionales o al percibir el menor signo de migraña. - Enjuague capilar. Diluye 20 gotas de aceite esencial en una jarra de agua para obtener un buen enjuague capilar para los
piojos. Aplica unas gotas de aceite puro en el peine con el que se eliminan las larvas y las liendres.
La lavanda, como planta medicinal, tiene infinidad de usos: analgésico, regenerador celular, sedante, ayuda a atenuar
los síntomas de las gripes y refriados… siempre empleando el aceite esencial que se extrae de la planta. Pero sobre
todo tiene gran poder antiséptico. En una quemadura reciente ayuda a prevenir la aparición de ampollas, así como a
regenerar los tejidos. En el caso de las heridas, desinfecta al instante evitando consecuencias posteriores. También es
muy utilizado como antiinflamatorio, sobre todo en procesos de reuma o artritis, ya que la lavanda ayuda a relajarse y
calmar el dolor.
Es importante para nuestra salud que el aceite esencial que usemos sea de alta calidad, sino las medidas que se dan en
las indicaciones de los remedios pueden no ser las mismas y no actuar de la misma manera ante las dolencias.